lunes, 6 de septiembre de 2010

Aniversario del golpe del 6 de septiembre de 1930.

Se cumple hoy el 80° aniversario de la revolución cívico-militar del 6 de septiembre de 1930, que derrocó al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen y puso fin a un largo ciclo histórico, durante el cual la Argentina se convirtió en el primer país de América y llegó a figurar entre los seis o siete primeros del mundo, por encima de varios países europeos..........



El golpe de 1930 fue una marcha atrás muy grande, sobre todo porque abrió la tradición de los golpes de Estado, que tanto daño iba a causar en las décadas posteriores. Atrás quedaban las presidencias fundacionales de Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda (de 1862 a 1880), en las cuales se construyeron las bases institucionales, económicas y culturales de la Argentina moderna. Y en 1912, con la sanción de la llamada Ley Sáenz Peña –que instituyó el voto obligatorio, secreto y controlado por las Fuerzas Armadas–, la Argentina evidenció un avance, al pasar de una democracia restringida o de elites a una democracia constitucional ampliada, basada en el sufragio popular.

Fue un período de progreso sostenido, aunque contradictorio y conflictivo, en el que se registró el ascenso de algunos sectores sociales, mientras la pobreza dominaba a la mayoría. En esa etapa, se multiplicaron las cabezas de ganado y la superficie cultivada, se tendieron vías férreas, se crearon escuelas, colegios y universidades y nacieron las primeras industrias. En 1882, se sancionó la ley 1.420, que establecía la enseñanza primaria obligatoria, gratuita y laica y que fue una formidable herramienta de progreso.

En 1916, Yrigoyen fue elegido presidente en la forma democrática fijada por la Ley Sáenz Peña y en 1922 fue sucedido por Marcelo T. de Alvear, también de la Unión Cívica Radical. En 1928, Yrigoyen volvió al gobierno y ése fue tal vez su gran error, ya que su segunda presidencia no tuvo el brillo y la fuerza de la primera. Pero el error más grave fue el cometido por las fuerzas civiles, económicas y militares que alentaron el golpe de 1930, que inauguró un largo ciclo de desventuras y abrió profundas heridas en la sociedad.

No se trata de juzgar a los gobiernos conservadores surgidos de aquel golpe de Estado, que tuvieron algunos aciertos, como la creación del Banco Central y de las juntas reguladoras de granos y carnes, que permitieron al país superar los efectos de la gran depresión internacional e iniciar un nuevo ciclo de crecimiento económico.

De lo que se trata es de resaltar el grave daño institucional y político que acarreó el golpe contra Yrigoyen, que provocó grandes divisiones en la sociedad y alentó a futuros golpistas. Por fortuna, la lección fue aprendida, ya que llevamos 27 años de democracia continuada; una democracia imperfecta, con serios defectos en materia institucional, pero que aparece como el único escenario posible para corregir esos errores en libertad y crecer de modo sustentable.

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