domingo, 16 de mayo de 2010

La educacion argentina hacia el Bicentenario de Mayo

La conmemoracion del Bicentenario de la Independencia Nacional, ofrece una oportunidad para dar respuestas y poner en debate las perspectivas histórico políticas presentes y futuras de nuestro país en el marco de América Latina, tomando como base una instancia de balance sobre el pasado común de la Nación.
La construcción de la Nación Argentina no puede ser fechada en el delgado espacio temporal de una efeméride, aunque esta sea tan sentida y reconocida como lo es la del 25 de mayo de 1810. esta creación colectiva ha sido el fruto de un largo proceso, a lo largo del cual se obtuvo primero la soberanía, se lucho luego por la libertad y, por fin, se adopto esta forma asociativa nacional que hoy se nos hace familiar y nos permite definirnos como argentinos.
Esta comprobacion histórica no quita merito a aquellos valientes de 1810 y al esfuerzo del conjunto de nuestros pueblos por encontrar y consolidar un camino común a recorrer en el ancho campo de la historia humana. por el contrario, el repaso mas somero que se quiera hacer de los infortunios y desencuentros afrontados por los argentinos de todas las épocas, pero especialmente por aquellos que vivieron aquellas horas iniciales, resalta aun mas el valor de la construcción nacional finalmente alcanzada.
Es clave tomar como meta para el festejo del Bicentenario, el ejercicio de la Democracia y la justicia social, y haciendo legitimo el respeto a la diversidad como uno de los pilares básicos de la constitución de la identidad nacional.
Revisar el pasado en el marco del presente implicara fomentar la creatividad y participación en espacios de discusión y reflexión entre todos, generando la conformación de una comunidad de aprendizaje ampliada.
Debemos tomar el desafío de imaginar a la escuela de este Bicentenario convertida en un Cabildo Abierto, en donde la comunidad se haga participe de un proceso de revalorización y resguardo del patrimonio intelectual y material de nuestro país.
Dejando ir nuestra mirada por esta historia de doscientos años, podemos reconocer con alguna precisión momentos de jubilo y dolor, de expansión y de miseria, de encuentro y desavenencias.
Con el trabajo y decisión de todos los argentinos y argentinas se han sentado las bases para una oportunidad renovada. Es necesario, entonces, reafirmar el compromiso por afrontar las deudas que aun quedan pendientes, sobre todo en nuestro campo, el educativo, para que podamos desarrollarnos y tener una vida digna. A su vez, tenemos la obligación de plantearnos cuales serán las metas prioritarias de cara al futuro.

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