jueves, 3 de junio de 2010

Discurso sobre el 25 de Mayo.

Pocas veces el destino nos pone como contemporáneos de momentos, que solo
el paso del tiempo nos hará ver su real trascendencia histórica y social. Quienes
nos hemos interesado en el pasado nos hemos formado en la fantasía de poder,
justamente, ser participes presenciales de los hechos mas relevantes de las
sociedades. Y para quienes hemos vivido en este suelo y miramos los hechos
que han marcado nuestra sociedad no podemos dejar de resaltar, por ejemplo,
la marca que dejo en nuestra historia las conmemoraciones del primer
centenario de nuestra patria.

Hoy la historia nos ubica en la conmemoracion de un acontecimiento que dentro
de algunas décadas se convertirá en un referente imprescindible en los libros
de historia: el Bicentenario.

Que significara hoy conmemorar el Bicentenario?. Toda construccion social se
parece demasiado a las vidas de cualquier hombre común. Todos nosotros le
damos mucha importancia a cada aniversario de nuestro nacimiento. Si le
pidiéramos a nuestros padres que nos contaran sus vivencias acerca del
momento en cada uno de nosotros llego al mundo, seguramente nos hablarian
de su emoción, sus inseguridades, de sus miedos, y de no saber muy bien
como podría evolucionar esa vida a la que le habían dado miedo. También nos
plantearían su inmensa alegría y sus esperanzas con cada uno de nosotros.

Lo mismo paso en aquellas jornadas de mayo de 1810, si hoy le preguntáramos
a un Moreno, a un Belgrano, a un Monteagudo, y a tantos otros, nos darían
respuestas ¡tan parecidas!: seguramente nos hablarian de sus miedos,
contradicciones, esperanzas, pero también como cualquier padre, nos
plantearían sus dudas acerca de esa vida que estaban creando, y esa vida que
estaban creando es lo que reconocemos como nuestra patria, nuestra nación,
nuestra comunidad argentina.

De la misma manera que todos nosotros, sobre todo cuando los años van pasando,
cada cumpleaños nos plantea el momento del balance: ¿que hemos hecho hasta ese
momento?, ¿que aciertos y errores hemos protagonizado?, ¿estamos cumpliendo
con los sueños que alguna vez nos forjamos?. Y así como cada uno podrá repasar
desde sus recuerdos su vida buscando encontrar las respuestas que nos permitan
contestar este balance para poder seguir creciendo, también lo podemos hacer
con nuestra comunidad argentina.

Y allí pasaran ante nuestros ojos, como nos desangramos durante casi un siglo
unitarios y federales ante que consiguiéramos organizarnos como estado
sancionando y poniendo en practica una Constitución Nacional. O como desde
mediados del siglo XIX, las elites económicas lograron imponer su modelo
económico y capturar el estado relegando con el fraude a las grandes masas de
la población, muchos de ellos inmigrantes, que estaban conformando con su
trabajo la nación argentina. Como, por medio de la lucha los sectores populares
revolucionan la política consiguiendo en la segunda década del siglo XX poner
en practica la primera apertura democrática.
Pero pronto llego también el comienzo de la tragedia argentina con el primer
golpe militar, y lamentablemente no el ultimo. Y llego la década del cuarenta,
y con ella, la reivindicacion de las clases trabajadoras. Y de nuevo, las rupturas
democráticas, la inestabilidad, la represión y la muerte por mas de treinta años.
Y llego la larga noche del ultimo golpe militar, y Malvinas, pero también la
primavera de la recuperación democrática. Y lo que vino después....es historia
mas conocida por todos.

Entonces ¿que pondríamos en el haber y en el debe de nuestro balance?. Como
toda vida, la de nuestra patria no ha sido fácil ni exenta de profundos dolores e
irreparables perdidas. Nuestras contradicciones no siempre han sido resueltas
en el marco de la justicia, la tolerancia y el respeto a las leyes que acordamos
como reglas del juego de la convivencia. Pero también hemos logrado grandes
hazañas: y no estamos hablando de las deportivas, sino de las verdaderas, los
grandes progresos: de los que hemos sido ejemplo en todo el mundo, así alguna
vez pudimos revolucionar el mundo del estudio con la Reforma Universitaria de
1918, y el voto femenino, el prestigio que supo tener nuestra educacion publica o
como logramos recuperar la democracia después de la larga noche del ultimo golpe
militar, y, también, allí van Houssay, Leloir y Milstein con el valor del conocimiento,
el trabajo y el esfuerzo, coronados con sus Premios Nobel, y en ellos el reconocimiento
a muchisimos otros anónimos que han compartido y comparten estos valores.
Y también quienes desde el trabajo en el marco de la cultura se han transformado en
iconos nacionales. Borges, Cortazar, Bayer, solo por hacer arbitrariamente algunos
nombres. Tantos que podríamos nombrar como ejemplos de ética, pero
fundamentalmente, los hombres y las mujeres comunes de nuestra Argentina que
cada día se levantan con la fuerte convicción de hacer una Argentina cada vez mejor.

Queda tanto por hacer, tanto por luchar, una sociedad que cumple tan solo 200 años,
recién comienza su proceso histórico. Debemos aprender de nuestros aciertos y de
nuestros errores, de nuestros avances y de nuestros retrocesos. El futuro no se
presenta fácil, nunca las grandes empresas lo son, los grandes logros conllevan en su
búsqueda también sinsabores y contradicciones. Pero nuestra patria esta esperando
que aquellos valores de autonomía, desarrollo e igualdad social que se soñaron hace
dos siglos puedan plasmarse en un proyecto de nación que nos permita avanzar
desarrollando todas las potencialidades de absolutamente todos de quienes la conformamos.

Agradezco la elaboración de este discurso al Profesor Alejandro Solari.

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