El pais celebro los doscientos años de la Revolucion de Mayo entre certidumbres,
frustraciones y esperanzas. El legitimo orgullo de atravesar esta meta bicentenaria
se ve resaltado por una sociedad que ha madurado y asumido lo que representa la
vida en libertad y la asuncion del propio destino, cargando a la vez con las deudas,
asignaturas pendientes y portergaciones en el camino de construccion de la nacion.
Ademas de los actos, festejos y celebraciones conmemorativas importa señalar los
balances del pais que hoy tenemos con la perspectiva que nos ofrece el espejo de
nuestras historias.
Encontramos alli la promesa de un pais que nacio a la vida independiente atravesado
por distintas luchas, guerras externas e internas que logro superar exitosamente
para ofrecerle a sus habitantes, nativos e inmigrantes, un futuro de prosperidad
y progreso. Esa promesa se plasmo en un modelo de insercion internacional que
proyecto a la joven republica, un siglo atras, como uno de los paises emergentes
con mayores perspectivas de desarrollo.
La crisis de dicho modelo de insercion dejo a la Argentina fuera de aquel
pretendido destino manifiesto y a la busqueda de un camino de autonomia cuyo
recorrido estuvo signado por el debilitamiento institucional, la inestabilidad
politica, el autoritarismo y la incapacidad de los grupos dirigentes para formular
un modelo de pais que comtemplara la diversidad de intereses, ideas y potencialidades.
Existieron momentos de expansion economica seguidos de momentos de retraccion
y crisis, ciclos politicos de apertura y participacion seguidos de otros caracterizados
por exclusiones sociales que frustraron las perspectivas del pais. lo que no pudo
lograrse, y sigue como de las grandes metas pendientes a veintisiete años de la
recuperacion de la democracia, es una coincidencia aproximada entre estas tres
grandes e ineludibles condiciones para el desarrollo de un pais: la vigencia de las
instituciones y practicas democraticas, politicas que promuevan un crecimiento
economico sostenido y sustentable y una distribucion de la riqueza y de las
oportunidades que favorezcan la inclusion social y permitan mejorar los
indicadores de desarrollo humanos.
Hay un largo listado de problemas y desafios pendientes en este Bicentenario.
Algunos estructurales y de antigua data, otros mas contemporaneos e inmediatos.
Desde la macrocefalia de su organizacion politico territorial y las asimetrias de un
federalismo nominal, negado por las practicas fiscales, hasta la perduracion de un
presidencialismo que sigue favoreciendo la concentracion del poder y la elusion de
los consensos y controles. Desde la falta de una politica de incentivo a las
inversiones productivas en el marco de un modelo de desarrollo y modernizacion
de la infraestructura de servicios hasta la persistencia de niveles de pobreza y
desigualdad que minan las bases sociales, economicas y culturales del pais.
Como en los momentos fundacionales de la Nacion argentina, hacen falta hoy
tambien marcos de acuerdo, voluntades convergentes y politicas que logren
una movilizacion de recursos y una superacion de los faccionalismos, las
limitaciones y condicionamientos del presente para transformarlos en genuinas
oportunidades de futuro. Es necesario, por lo tanto, que el Gobierno y la clase
politica se empeñen en la busqueda de los consensos para avanzar en la
construccion de un pais mejor.
FUENTE: DIARIO CLARIN. OPINION. 25 DE MAYO DE 1810.
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