martes, 29 de junio de 2010

Maria Estela Martinez de Peron.



Nació en la provincia de La Rioja, República Argentina, el 4 de febrero de 1931. Era hija de María Josefa Cartas y de un funcionario del Banco Hipotecario, Carmelo Martínez. Sus estudios estuvieron fundamentalmente vinculados a lo artístico, siendo alumna del Conservatorio del Teatro Cervantes.
Conoció al general Juan Domingo Perón, durante una gira teatral, en Panamá, el 23 de diciembre del año 1955. Su nombre artístico era “Isabelita”. Iniciaron una convivencia que culminaría en matrimonio, celebrado en España, lugar que eligieron para residir, el 5 de enero de 1961.
En 1964, intentó, junto a su marido volver a Argentina, pero solo pudieron llegar hasta Río de Janeiro. Un año después, y en 1971, Perón la nombró delegada para unificar al peronismo que se hallaba dividido, entre el ortodoxo, y la línea inaugurada por Vandor, llamada neoperonismo.
Juan Domingo Perón, y su esposa, retornaron a su país natal, el 20 de junio de 1973, durante el mandato de Héctor José Cámpora, quien había sido nombrado en 1971, delegado personal de Perón, y asumió la presidencia el 25 de mayo de 1973, allanándole el camino para su retorno, que se produjo el 20 de junio. Para permitir el acceso de su líder al poder, el 13 de julio de ese mismo año, presentó su renuncia y su sucesor, Raúl Lastiri, Presidente de la Cámara de Diputados, convocó a elecciones, para el 23 de septiembre. Se impuso por el 62 % de los sufragios, la fórmula presidencial constituida por Juan Domingo Perón en la Presidencia y su esposa María Estela Martínez, en la Vicepresidencia.
El gobierno quedó en manos de la vicepresidente, luego del deceso del general, que se produjo el 1 de julio de 1974, aunque ya lo poseía interinamente, desde hacía dos días, a causa de la gravedad del estado de su esposo.
Sin experiencia en el desempeño político, debió afrontar un período muy dificultoso de caos interno, provocado por el surgimiento de la lucha subversiva.
Su hombre de confianza, y quien definitivamente manejó los hilos del poder, fue José López Rega (El Brujo), que impuso una política represiva contra el comunismo, ideología de la guerrilla, creando la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Muchos destacados intelectuales, y artistas fueron perseguidos, secuestrados, torturados, y otros, optaron por el exilio.
Se intervino las universidades, consideradas semilleros de guerrilleros, las provincias opositoras, los sindicatos los canales televisivos privados, y el periodismo fue censurado.
Europa dejó de comprar carnes argentinas, lo que retrajo la economía, mientras lo que crecía era la inflación, la miseria popular, la deuda con el exterior y la bronca.
El Ministro de Economía Alfredo Gómez Morales, intentó remediar la crisis, pero solo la agudizó. Luego de su renuncia, el nuevo ministro Celestino Rodrigo, intentó un plan drástico conocido como “El Rodrigazo”, en “homenaje” a su impulsor. Los precios se dispararon, y el descontento obrero provocó el primer paro general a un gobierno peronista. López Rega se vio forzado a abandonar la Argentina.
El accionar subversivo se tornaba incontrolable, tanto por parte de la organización peronista Montoneros como del lado del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) de ideología de izquierda. Jorge Rafael Videla fue puesto al mando de las fuerzas militares, mientras se fortalecía la censura y la represión.
El monte tucumano era un sitio ideal para el asentamiento de los revolucionarios, y la presidente consideró que su exterminio era indispensable. Para ello por decreto 261/ 75 se puso en funcionamiento el “Operativo Independencia” por el cual se permitía a las Fuerzas Armadas realizar las acciones militares necesarias para acabar con la guerrilla.
La Sra. de Perón pidió licencia por razones de salud, y el mando supremo del estado pasó a ser desempeñado por Ítalo Luder (Presidente provisional del Senado) durante poco más de un mes (13 de septiembre de 1975 hasta el 16 de octubre siguiente) que por los decretos 2270/75 y luego el 2272/75 extendió a todo el territorio nacional, el operativo antisubversivo.
La Fuerza Aérea intentó forzar la renuncia presidencial, pero ante la negativa, ya que lo único que ofreció fue el adelantamiento del acto eleccionario para el término del año 1976, se produjo el golpe militar, del 24 de marzo de 1976, organizado por las tres fuerzas armadas en conjunto, dando nacimiento a la dictadura militar más tristemente recordada de la historia nacional.
María Estela Martínez fue puesta presa, sin juicio previo, ante un pueblo decepcionado, juntándose unas cinco decenas de personas para acompañar su penosa partida, acusada de malversar fondos públicos, cumpliendo su condena en Neuquén, en una residencia denominada Messidor, un castillo pequeño, situado cerca del Lago Nahuel Huapi, desde el mismo día del golpe, donde quedó a disposición de las fuerzas militares, y fuertemente custodiada por el lapso de 7 meses.
Su segundo destino fue en Azul, ciudad bonaerense, en cuya Base Naval llamada Juan Bautista Azopardo, permaneció un poco mejor atendida, gracias al buen trato del almirante Emilio Massera. En octubre de 1978 nuevamente fue mudado su cautiverio, esta vez a la quinta De San Vicente, propiedad de Perón, donde permaneció hasta el 12 de julio de 1981, fecha en que fue liberada, por orden de Roberto Viola, que había sustituido a Rafael Videla en el mando de la Junta Militar, y decidió exiliarse a Madrid, fijando su residencia en Puerta de Hierro, y sin tener más contacto con la política.
A causa de los decretos firmados durante su gobierno, fue solicitado su arresto internacional, el 11 de enero del año 2007, vía INTERPOL por el Juez Federal mendocino Héctor Acosta, en una causa referida a la desaparición de un joven estudiante, en febrero de 1976. Al día siguiente fue cumplida la orden de captura. El 13 de enero quedó en libertad provisional, y siguió gozándola a pesar de la llegada de otro expediente a cargo de Norberto Oyarbide, Juez Federal, que trata de determinar su responsabilidad en la actuación de la Triple A.
Opuso resistencia a su extradición, y por lo tanto, se inició un juicio ordinario para lograr su vuelta al país.
El presidente español, Zapatero, declaró que no pondrá ningún impedimento al desarrollo de la causa.
En marzo de 2008, debió la ex presidente presentarse en Madrid, ante otra causa iniciado por un antiguo colaborador de su esposo, Mario Rotundo por la Fundación “Funpaz”, que le reclama un legado que Perón habría dejado a la fundación, y que nunca fue entregado por Isabelita. Sus abogados alegaron que no se presentó por sufrir un trastorno de personalidad bipolar. Se estima que esta enfermedad también será usada por la defensa en los juicios de extradición.
Estas cusas contra la viuda de Perón motivaron una reacción opositora del peronismo, que las considera una persecución contra el propio Perón (El gremio “La Fraternidad, el ex Presidente Carlos Menem, y el intendente Hugo Curto, entre otros) acusando al presidente Kirchner, en ejercicio del mando durante los pedidos de extradición, de ex Montonero, con sed de revancha, lo que fue negado por éste. Organismos de Derechos Humanos apoyan la investigación.

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