martes, 13 de julio de 2010

La esencia provisoria de la Republica.

La dirigencia política reclama mas institucionalidad y una restauración republicana. En ese tren, Alberdi es el mas citado.
El reclamo por una mayor institucionalidad y el respeto por la Constitucion recrudeció en los últimos años ante lo que se presenta como una desmedida injerencia del Poder Ejecutivo en el resto de los poderes.
La constitución que es referencia obligada en nuestra historia es la formulada en 1853, cuyos principales lineamientos se encuentran en Las Bases de Alberdi.
Alberdi piensa una constitución provisoria. Efectivamente, aun cuando intuitivamente pensemos que las constituciones son un elemento fundante, permanente e identificatorio, Alberdi considera que su propuesta es solo valida para los tiempos excepcionales que le tocaba vivir a nuestro territorio.

Alberdi habla de "grados" de República, invalidando la idea maniquea de "República total o autoritarismo".
Los nuevos Estados de la América antes española necesitan reyes con el nombre de presidentes. Alberdi propone así una constitución monárquica en el fondo y republicana en la forma. De esta manera, el equilibrio de poderes es pura cosmética y el poder total es depositado en el Poder Ejecutivo. En otras palabras, se trata de instituir un gobierno fuerte y una población ocupada en desarrollar su afán de progreso a través del trabajo.

Alberdi llega a preguntarse de que ha servido la instrucción primaria y aboga por una rousseauniana "educacion por las cosas" que podría reasumirse en el apotegma que, parafraseando un titulo de auto ayuda, rezaría "mas martillo y menos Platón".
Hay un Alberdi menos lineal, mas polémica y mas interesante que el que generalmente se reconoce cuando se lo ubica sin matices dentro del pensamiento liberal ortodoxo. En segundo lugar, parece necesario interrogar a la clase política y a los comunicadores de la actualidad acerca de a que restauración republicana refieren, puesto que probablemente no adhieran a varios de los lineamientos alberdianos.
Habría que rastrear cuantos países en el mundo aceptan una piedra fundamental solo valida para un aquí y un ahora y en todo caso interrogarnos hasta que punto este particular origen no resulta uno de los rasgos distintivos de la idiosincrasia argentina, aun en el año de su Bicentenario.

FUENTE. CARAS Y CARETAS. FEBRERO DE 2010.

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