jueves, 8 de julio de 2010

NUESTRA INDEPENDENCIA.

El 9 de julio de 1816 se declaro la Independencia de las Provincias Unidas del Sur de todo dominio extranjero.

Para 1816 a Fernando VII solo le faltaba recuperar el territorio del ex virreinato del Río de la Plata, única zona americana que resistía el avance de los españoles.

La Corona organizo un gran ejercito comandado desde Lima por el virrey brigadier Joaquín de la Pezuela y a cargo del mariscal José de la Serna para hostigar a los patriotas e intentar recuperar estos territorios. La heroica resistencia de los gauchos de Salta y Jujuy comandados por Martín Miguel de Guemes y las campañas libertadoras de San Martín serán decisivas para liquidar las ambiciones de Fernando VII de recuperar su imperio americano.
Cuando se produjo la convocatoria al Congreso, José Artigas convoco a su vez a un Congreso de los Pueblos Libres para discutir con su gente democráticamente los mandatos que llevarían los diputados a Tucuman. El Congreso se reunió en Concepción del Uruguay (Entre Ríos) el 29 de junio de 1815. Allí estaban los delegados de la Banda Oriental, Corrientes, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Misiones. Sus primeros actos fueron jurar la independencia de España, izar la bandera tricolor, celeste y blanca con una franja diagonal roja, y enviar una delegación a Buenos Aires para concretar la unidad.

El ejercito popular artiguista terminaria en pocos meses con esta farsa recuperando el poder para el Protector de los Pueblos Libres. Se había elegido como sede del Congreso la ciudad de Tucuman porque estaba ubicada en el centro del virreinato y porque las provincias se negaban a que Buenos Aires fuera otra vez la única protagonista de un hecho que las involucraba a todas.

Los primeros en llegar a Tucuman fueron los diputados porteños y los cuyanos. Los restantes se fueron sumando hasta que el 24 de marzo de 1816 se inauguraron las sesiones del Congreso.
El primer tema que tuvo que tratar el Congreso fue el reemplazo del renunciante director supremo Ignacio Alvarez Thomas, que había renunciado. Fue elegido Juan Martín de Pueyrredon. El tema siguiente fue el debate sobre la forma de gobierno. la mayoría de los congresales estaban de acuerdo con establecer una monarquía constitucional que era la forma mas aceptada en la Europa de la restauración. La única república que quedaba en pie en el mundo eran los Estados Unidos de Norteamerica.

En la sesion secreta del 6 de julio de 1816, Belgrano que, acababa de llegar de Europa tras su fallida mision, propuso ante los congresales de Tucuman que en vez de buscar un príncipe europeo o volver a estar bajo la autoridad española, se estableciera una monarquía moderada encabezada por un príncipe inca como una forma de reparar las injusticias cometidas por los conquistadores españoles contra las culturas americanas.
Fray Justo Santa María de Oro propuso que antes de tomar cualquier resolucion sobre la forma de gobierno había que consultar a los pueblos de todo el territorio.
Pueyrredon regreso a Tucuman y apuro a los diputados para que declarasen de una vez por todas la independencia, y viajo a Buenos Aires.
El martes 9 de julio de 1816 no llovía como aquel 25 de mayo de hacia seis años. El día estaba muy soleado y a eso de las dos de la tarde los diputados del Congreso comenzaron a sesionar.
Todos los diputados aprobaron por aclamacion primero la propuesta de Paso. En medio de los gritos de la gente que miraba desde afuera por las ventanas y de algunos colados que había logrado entrar a la sala, fueron firmando el Acta de la Independencia que declaraba "Solemnemente a la faz de la Tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas provincias romper los vinculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos de que fueran despojadas e invertirse del alto carácter de nación independiente del Rey Fernando VII, sus sucesores y metrópolis".

La declaración iba acompañada de un sugerente documento que decía "fin de la Revolución, principio del Orden" en la que los congresales dejaban en claro que les preocupaba dar una imagen de moderación frente a los poderosos de Europa que, tras la derrota de Napoleón, no toleraban la irritante palabra revolución.

Tras seis años de avances y retrocesos, de mucha lucha y sangre derramada, de fuertes debates entre decididos e indecisos y muchos cambios en el panorama internacional, se había declarado la Independencia. Se había salido del ridículo, como decía San Martín, de tener bandera, moneda, himno y guerrear contra España pero seguir, de hecho, declarándose dependientes.
Las Provincias eran un territorio políticamente libre. Pero la independencia política no garantizaba la independencia económica.

España no solo no fomento sino que hizo todo lo posible para que en sus colonias americanas no se desarrollaran las industrias ni el comercio entre las distintas regiones del extenso territorio.
La independencia proclamada era formal y exclusivamente política, en lo económico comenzabamos a ser cada vez mas dependientes de nuestra gran compradora y vencedora: Inglaterra.
El actual territorio argentino parecía mucho mas extenso en aquella época por la lentitud de los transportes y las comunicaciones.
Las artesanias provinciales estaban en franca decadencia y solo la inversión y la modernizacion las hubiera podido transformar en verdaderas industrias, como ocurría por esa misma época en los Estados Unidos.
La principal fuente de ingresos del Estado eran los impuestos a la importación y al comercio que perjudicaban a los consumidores mas pobres. En cambio los grandes propietarios bonaerenses y los grandes comerciantes, particularmente los ingleses, podían descontar sus empréstitos forzosos cuando le vendían al Estado y terminaban convirtiéndose en sus acreedores y ganando influencia en sus decisiones.
La situación del interior era diferente. En algunas regiones como en Cuyo, Córdoba, Corrientes y las provincias del Noroeste, se había desarrollado pequeñas y medianas industrias, en algunos casos muy rudimentarias, pero que abastecían a sus mercados internos y daban trabajo a los habitantes de estas regiones.
La superioridad de recursos económicos y financieros de Buenos Aires habría que su influencia predominase en cualquier tipo de gobierno nacional.

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