sábado, 17 de julio de 2010

Pasado pero no pisado

En Dogma socialista, Esteban Echeverria despliega ideas que vale la pena repasar: unidad, tolerancia, equidad social, progreso y democracia.

El Dogma Socialista a la juventud argentina es el nombre que recibió en 1846 en una suerte de relanzamiento del texto escrito por Echeverria en 1837 para la inauguración de La Joven Generación Argentina, una sociedad secreta presidida por el mismo a la que se habían sumado integrantes del Salón Literario como José María Gutierrez, Juan B. Alberdi y Marcos Avellaneda.
Este grupo quedo identificado con la Generación del 37, cuyos aportes fueron decisivos para dar forma la Argentina posterior a Rosas.

Este escrito político revela a un Echeverria que si bien anticipa al furibundo antirrosista posterior, presenta algunos matices que han sido injustamente olvidados o incluso silenciados por la fuerte ideologizacion de que estuvieron teñidos buena parte de los debates sobre las ideas políticas argentinas.

El Dogma socialista da cuenta de una marcada preocupación por proponer una serie de principios que debían regir el futuro de la Argentina, y su conducción debía recaer en sus contemporáneos.

A su vez y a lo largo de todo el escrito, el autor busca superar y tomar distancia de los enfrentamientos en los que todavía se encontraba sumida la Argentina, sin escatimar criticas, incluso, hacia el propio partido unitario, al que hace responsable de graves errores y, en buena medida, de dar pie al establecimiento de Rosas.

"Pediremos luces a la inteligencia europea, pero con ciertas condiciones. El mundo de nuestra vida intelectual sera a la vez nacional y humanitario: tendremos siempre un ojo clavado en el progreso de las naciones; y el otro en las entrañas de nuestra sociedad".

Para Echeverria el dogma de la religión del Estado "jamas podrá conciliarse con el principio de la libertad de conciencia".
Echeverria esta convencido de que la única posibilidad de alcanzar la asociación, la institución del gobierno y, en definitiva, el progreso tan anhelado por su generación, se halla garantizando el adecuado equilibrio entre "los elementos sociales y los individuales, entre la patria y el ciudadano", en definitiva, entre la libertad y la igualdad.
"Para salir de este caos, necesitamos una luz que nos guié, una creencia que nos anime, una religión que nos consuele, una base moral, un criterio común de certidumbre que sirva de fundamento a la labor de todas las inteligencias y a la reorganizacion de la patria y de la sociedad. Esa piedra fundamental, ese punto de arranque y reunión, son los principios".

Echeverria formulo sus principios cuando depuntaba la primera centuria de vida independiente. Cuando nos aprestamos a iniciar el transito hacia la tercera, tal vez sea una buena oportunidad para subrayar su vigencia. Y, fundamentalmente, para que una nueva y joven generación de argentinos pueda hacerlos realidad.

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