miércoles, 14 de julio de 2010

EL POLVO DE LA DERROTA.

Desde 1778, gracias a las reformas de los Borbones, Buenos Aires se había convertido en la capital del Virreinato del Río de la Plata, y su puerto fue adquiriendo una creciente importancia.

La vida de la aldea se vio súbitamente trastornada por el desembarco de tropas inglesas al mando de William Beresford en Quilmes y durante cuarenta y seis días flameo sobre la ciudad la bandera de Su Majestad Británica. La ambición inglesa se acentuaba sobre las posesiones del decadente imperio español y apostaba a ofrecer a las colonias ventajas comerciales que, suponía, redituarian en apoyo. Por esos tiempos en Europa se sucedían las coaliciones contra Napoleón e Inglaterra era el principal enemigo de Francia.

Fue un francés residente en Buenos Aires, Santiago de Liniers, el que organizo la defensa efectiva. La victoria de los criollos llevó a la rendición de Beresford, pero quizá el hecho mas significativo fue que el Cabildo de Buenos Aires pidiera la renuncia del anterior virrey y la designación de Liniers.

Los ingleses ocupan Montevideo y Buenos Aires combate una segunda vez al mando de Liniers. Pese a los cálculos de los ingleses, la oposición fue mas fuerte y debieron abandonar el intento de ocupación efectiva para priorizar el predominio comercial.

Inglaterra y España estaban en lucha contra Napoleón, surgen los cambios sustanciales producidos por la revolución industrial y el ascenso de la burguesía al poder, novedad en la que las colonias jugaron un papel no poco importante en la disputa por las materias primas y los mercados, según se practicaba en el siglo XIX.

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